lunes, 7 de noviembre de 2011

Un pie para medir


Sigo con esta serie de elucubraciones sobre los pies y la importancia que le damos (y a veces le quitamos) a esta humilde parte de nuestro cuerpo.

Ya hemos hablado de como es una fuente de inspiración: desde la poesía hasta el erotismo sin embargo siempre es bueno recordar otras aplicaciones, quizá más humildes, a las que se han emparejado con el pie.

La modernidad nos ha cambiado todo, hasta el sistema con el que medimos las cosas; antes de que el sistema métrico nos quitara ciertas formas de medida que eran tal vez más románticas (y que aún se utilizan en algunos países bárbaros del norte) las medidas estaban dadas por las partes de nuestro cuerpo (bueno, algunas nada más).

La pulgada era la medida de dicho dedo y un codo representaba el largo de nuestro antebrazo; por supuesto que el “pie” no necesita explicación.

Como casi todos los elementos de nuestra cultura, el "pie" viene directo desde la civilización griega. Ellos fueron los primeros en utilizar la medida con ese nombre y dice la leyenda que está basado en la extremidad del propio Heracles, mejor conocido como Hércules.

Gracias a este dato podemos determinar que el famoso semi-dios fortachón tenía la pata muy grande ya que el pie se define con un tamaño de unos 30 centímetros por lo que esto equivaldría a un buen par de zapatos del 12 y medio.

Actualmente relacionamos al "pie" o foot con los Estados Unidos y su necedad de permanecer como el único país del mundo con un sistema de medidas diferente sin embargo hace relativamente poco tiempo prácticamente todos los países de Europa utilizaban su propio sistema de pesos y medidas y todos contaban con una versión propia del “pie”.

Y a lo mejor es simple idiosincrasia nacional ya que aunque todas estas medidas eran similares, prácticamente ninguna era igual a la del país de junto: mientras que en algunos lugares de Bélgica el “pie” apenas llegaba a los 27 centímetros, en la zona de Venecia llegaba a los 35; tal vez los italianos eran más patones que los europeos de más al norte.

El caso es que esta medida es, hasta la fecha, un recuerdo absoluto de como los seres humanos hemos dependido de nuestros pies y nosotros ni siquiera se los agradecemos.

¿Quieren hacerle un homenaje a sus pies?

jueves, 6 de octubre de 2011

Pies, literatura e inspiración


Uno de los comentarios luego de hacer la entrada anterior de este blog (Pies, erotismo y video) fue de que olvidé una película que tiene toda una de sus partes dedicada a un pueblo perdido en el bosque que es una especie de utopía donde todo mundo vive feliz.

La película es The Big Fish (El Gran Pez) dirigida por el genial Tim Burton y el pueblo en cuestión se llama “Spectre” (el secreto mejor guardado de Alabama), una población perdida en el bosque y cuyos habitantes son muy amistosos.

Una de las principales manifestaciones de la bondad de vivir en Spectre es que todos sus habitantes están descalzos y los que llegan a éste deben de deshacerse de sus zapatos de manera inmediata.

Pueden ver lo que les digo en este video Edward Bloom (el protagonista interpretado por Ewan McGregor) llega al pueblo alrededor de la marca de tiempo 3:45:



Y es que al igual que en "Spectre", para los autores de libros de fantasía o infantiles, el andar descalzo es una especie de muestra de libertad: libarnos de la tiranía de los rígidos y molestos zapatos para poner nuestros torturados pies en contacto directo con la madre tierra.

Los Hobbits de J.R.R. Tolkien se pasean arriba y debajo de la Comarca descalzos y los más aventureros; aquellos sobre los que se hacen películas, rescatan a la tierra media sin necesidad de cubrir sus pies.

Tom Sawyer, personaje creado por el novelista estadounidense Mark Twain, es un niño que, junto con su mejor amigo Huckleberry Finn, recorren el medio oeste de un Estados Unidos decimonónico huyendo de la escuela y de las obligaciones familiares: una de las primeras acciones del niño es quitarse los zapatos.

Fuera de la literatura de fantasía e infantil, en los universos imaginados de la ciencia ficción, es el joven Paul Atreides (protagonista de la premiada serie Dune) quien recuerda el entrenamiento de lucha que recibió de joven: “Cuando dudes de la superficie, lo mejor es usar tus pies desnudos” una lección que le ayudará a sobrevivir y que tiene mucho de alegórica al buscar la verdad utilizando sus humildes extremidades inferiores.

Por supuesto que si nos ponemos a buscarle encontraremos muchísimas referencias a los pies, la libertad y el uso de estos para estar “bien plantados en la tierra” por lo que aquí me detengo sin embargo quiero dejar a ustedes una poesía de Pablo Neruda que demuestra varias cosas: por una parte que este género puede ser sorprendente y, por la otra, que los pies (como me he cansado de decirlo) son magníficas fuentes de inspiración. Esta vez, de amor:

Tus Pies

Cuando no puedo mirar tu cara
miro tus pies.

Tus pies de hueso arqueado,
tus pequeños pies duros.

Yo se que te sostienen,
y que tu dulce peso
sobre ellos se levanta.

Tu cintura y tus pechos,
la duplicada púrpura
de tus pezones,
la caja de tus ojos
que recién han volado,
tu ancha boca de fruta,
tu cabellera roja,
pequeña torre mía.

Pero no amo tus pies
sino porque anduvieron
sobre la tierra y sobre
el viento y sobre el agua,
hasta que me encontraron.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Pies, erotismo y video




Ya hemos hablado muy largo y muy bien sobre la importancia erótica que ciertas culturas, incluyendo la nuestra, le dan a los pies.

Es por ello que ahora me gustaría hacer la experiencia un poco más “visual” para así ilustrar aún mejor dicho punto.

Así que, conozcan alguno de los momentos podo-eróticos más representativos:

Pies, video y Rock’n’Roll

U2 siempre ha sido un grupo innovador, desde los ochentas inició un camino que lo ha llevado y traído muy lejos. En 1993 nos presentó su disco Zooropa cuyo tercer track, de nombre “Numb”, fue uno de los más escuchados en ese entonces.

El video presentaba a The Edge (el guitarrista del grupo) cantando en un close-up muy cercano mientras que varios (y extraños) personajes interactuaban a su alrededor. En cierto momento, y sin que sepamos de quien son, aparecen unos pies que le dan un toque muy especial.

Por su arreglo podemos suponer que son de mujeres y, lo que es de llamar la atención, es que a The Edge casi le gana la risa al momento de sentirlos ¿una especie de reacción?



Lo prohibido

La novela Lolita, de Vladimir Nabokov, fue todo un escándalo en su época ya que retrataba los amores de un profesor de escuela con una de sus alumnas, una hipersensual chica de 12 años. En 1997 fue filmada una versión del director Adrian Lyne, que también encontró muchas dificultades para ser distribuida en Estados Unidos.

En esta escena la pareja ya está consolidada y él comienza a sentirse superado por la desbordante sexualidad de su “pupila” que, con sus simples pies, es capaz de hacerlo perder la cordura.

(esta versión está en italiano)



Fantasías urbanas

Este corto está sacado de la película Pulp Fiction de Quentin Tarantino y en éste vemos a John Travolta y a Uma Thurman (bueno, los pies de Uma). Aunque no tiene sonido nos da una clara idea de lo que está por ocurrir.

Mostrando los pasos y la llegada de ella al baño, el director nos dice de una manera única, que salir con la novia del jefe será una experiencia única… y bastante peligrosa.



Bajo la línea

Esta película, War of the Roses fue un clásico allá por los años ochentas donde un matrimonio perdía hasta la vida en una terrible pelea de divorcio; Danny DeVito, uno de los protagonistas, representaba a un abogado práctico y hedonista.

En esta secuencia podemos ver como DeVito es seducido por debajo de la mesa mediante el uso de los pies, una maniobra bastante clásica en las producciones de Hollywood… ¿Qué es lo que le unta entre los dedos?

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El cuidado preventivo de tus pies


Cualquier cosa que compremos en la tienda, desde un pelapapas hasta la computadora más sofisticada cuenta con un instructivo para usarla de manera correcta.

Es por eso que, cuando nos enfrentamos a algunos aspectos de nuestra propia naturaleza o humanidad muchas veces surge la pregunta:

¿Por qué nadie ha hecho un instructivo?

Quizá en el caso de nuestros propios pies esto aplique aún más: la mayoría de los seres bípedos que viven en esta civilización nuestra no tienen ni la más remota idea de cómo cuidar y mantener saludables esas pequeñas pero sofisticadas piezas de ingeniería biológica que los más rudos llaman “patas”.

Cuidar y consentir nuestros pies puede parecerse a un ave que cuida y acicala su equipo para volar. Nuestros pies son los que nos llevan por el mundo, los que se mueven y reciben millones de golpes contra el piso a lo largo de nuestra existencia ¿por qué no acicalarlos como las aves hacen con sus plumas?

He aquí un pequeño instructivo de cómo mantener de manera correcta nuestros pies:

• Primero que nada revísalos de manera continua en busca de molestias, golpes, heridas o piel lastimada; recuerda que el espacio entre los dedos es importante.

• Si descubres cualquier cosa fuera de lo normal no dudes en acudir a un podólogo especialista, en la mayoría de los casos éste profesional sabrá cómo tratar cualquier problema o, en caso de que se necesite, nos dirá que acudamos a un especialista médico.

• Los zapatos apretados son un verdadero crimen: evita usarlos al máximo y, si por cuestiones de moda, vanidad o compromisos sociales debes de hacerlo, trata de que el tiempo de uso sea mínimo y llévate un par de cómodos tenis para descansar de manera temporal.

• Sentarse por mucho tiempo puede ser malísimo para los pies: contrarresta los efectos del sedentarismo dándote tiempos para caminar, estirarte e incluso subir los pies a un punto alto (en el escritorio se vale).

• El cigarro es una pésima elección para tu salud a todos los niveles y esto incluye los pies: la afectación a la circulación que éste hace los afecta de manera directa. Recuerda, la mala circulación es uno de los peores enemigos de tus pies.

• Si tienes los pies muy cansados, pasaste mucho tiempo sentado o usaste “esos” zapatos que no deberías, date un baño de pies: coloca en una palangana agua tan caliente como la puedas resistir; diluye sales aromáticas o en su defecto sal de grano normal (si, la de la cocina); mete tus pies y relájate.

Recuerda que un buen masaje no sólo te puede ayudar a luchar contra el cansancio o el dolor; puede ser un fuente de placer y relajación.

Si sufres de problemas como pie de atleta y otras dolencias no dudes de acudir a un podólogo especializado; de la misma forma, productos especializados también te pueden ayudar a mantener sanos tus pies.

martes, 30 de agosto de 2011

La Reflexología en pareja

Un buen masaje no sólo puede ser relajante si no hasta un buen motivador para nuestra vida en pareja



El hecho de que pies y manos cuentan con una gran cantidad de terminaciones nerviosas no pasó por alto a la mayoría de las culturas que desarrollaron algún tipo de medicina. Basta un ligero estímulo en nuestros pies para darnos cuenta del potencial terapéutico que pueden tener. Un experimento que realizamos sin darnos cuenta es a la hora de jugar con los niños. Muy pocos se pueden resistir a las “cosquillas” en las plantas de los pies.

Con el tiempo y con la observación se desarrolló la Reflexología cuya idea básica es la de que nuestros pies son una especie de “terminal” final en la que se hayan representados todos los órganos de nuestro cuerpo.

Controversias aparte, lo que propone la reflexología es muy sencillo: el terapeuta coloca el pie de la persona atendida en su regazo y, utilizando sus dedos, comienza a dar un masaje utilizando presión en contra de distintos puntos de la planta del pie.

Los resultados son asombrosos.

Es imposible determinar las causas por las que una manipulación por parte de otro ser humano nos hace sentir tan bien: unos aseveran toda la teoría alrededor de los puntos del cuerpo representados en diversas terminaciones, otros lo atribuyen a chacras y líneas de energía; teorías más simplistas lo colocan en el nivel de la mera satisfacción del contacto con otra persona.

Sin embargo, cualquiera que esta sea, es indudable que un buen masaje de este tipo, bien aplicado a los pies, es uno de los más grandes placeres con los que se puede contar.

Ya hemos hablado que los pies son altamente sensibles (al grado de ser considerados como una importante pieza dentro del juego erótico) y es por eso mismo que un buen masaje tiende a relajarnos y a hacernos sentir mejor. Puede ponernos listos para cualquier actividad, incluyendo la sexual, o puede ayudaros a echar para afuera la tensión acumulada del día y ayudarnos a dormir bien.

Una de las cosas que ha demostrado este tipo de tratamientos es que se puede transformar en una verdadera forma de mejorar las relaciones de pareja: bajo un esquema de “tus pies y los míos” se puede alternar por día o por turno un rico masaje en los pies. Para lograrlo lo mejor es simplemente dejarse llevar por los propios sentimientos (es decir, lo que sentimos con nuestros propios pies) y darlo a conocer a nuestra pareja.

Los resultados son inmejorables: no necesitamos acudir a desconocidos ni gastar dinero. En nuestra propia casa y en la propia cama, con nuestra pareja nos podemos dar el placer de un verdadero masaje. Su doble función es la de ponernos mejor como seres humanos y darle una manita a ese “pegamento” que hace funcionar a cada pareja.

Recuerda que el uso de productos podológicos también está abierto, estos pueden hacer aún mejor la experiencia.

Inténtalo y verás como disfrutas de los resultados.

martes, 23 de agosto de 2011

Pies: de fetiches eróticos y otros placeres

Fue en oriente donde primero descubrieron las capacidades eróticas de los pies



Dice la leyenda urbana que si al abrir accidentalmente una puerta en un país del lejano oriente, encontramos una mujer desnuda, contrario a lo que ocurriría en occidente ella intentaría ocultar sus pies.

Al parecer, en China y otros países aledaños son los pies el principal objeto de culto erótico y es por ello que alrededor de estas extremidades se ha construido todo una institución.

Cuenta la historia que por ahí del decimoprimer siglo, el emperador de China tenía un gran grupo de danzarinas cuyos pies eran hermosos y delicadamente pequeños. Para bailar a ellas les preparaban un recinto el cual estaba cubierto por pétalos de Flor de Loto (hay que decirlo, en oriente la Flor de Loto representa la vulva femenina).

Esta danza interpretada por hermosas doncellas de pequeños pies estaba considerado como uno de los más grandes refinamientos eróticos de la corte y fue gracias a ello que surgió más tarde la terrible costumbre de vendar los pies de las mujeres para hacerlos más pequeños a fuerza de apretones. Este tipo de pie era llamado “Flor de Loto”.

Desfiguraciones y apachurramientos aparte, es en los libros de consejos eróticos de aquellos exóticos sitios y aquellas lejanas épocas donde podemos encontrar consejos como éste: “No hay nada más excitante que el olor y el tacto del pequeño pie de la mujer amada, el amante deberá de besarlo, olerlo y tratarlo con la más pura delicadeza”.

De regreso en la actualidad, es bien sabido que el fetichismo en torno a los pies es un asunto universal y para nada circunscrito a las fantasías orientales. Basta una búsqueda en Google para descubrir la gran cantidad de sitios dedicados al erotismo basado en los pies y la forma en que estos se han transformado en vedaderos símbolos sexuales para muchos.

La pregunta de un lego en estos asuntos de fetiche es sencilla: ¿por qué los pies?

La respuesta puede ser igual: Los pies, de la misma manera que ocurre con otras partes del cuerpo que consideramos “muy” eróticas, contiene una gran cantidad de terminaciones nerviosas que lo hacen sumamente sensible a cualquier estímulo.

Y aunque los más adeptos a este erotismo podológico se refieran a formas sensuales y a curvas provocativas lo que es innegable es que el tacto en nuestros pies es una sensación sumamente agradable; ya sea sólo para relajarnos o a manera de juego previo erótico.

Los pies nos pueden guardar sensaciones y estímulos que aún nos pueden sorprender, dicen los más entendidos de este tema.

Tal vez la lección que debemos de aprender tanto de exóticos emperadores obsesionados por los pies pequeños o de los podo-fetichistas es que nuestros pies son importantes y consentirlos es una cosa que nos puede traer muchos beneficios.

Ya sea en salud, como argumentan los reflexólogos, ya sea por el lado erótico como dicen los fetichistas o, de manera simple, como diría cualquiera que haya sentido su placer, para relajarnos y sentirnos un poco mejor en este mundo de estrés.

No olviden que en Tecnipie tenemos los mejores productos para apapachar esas máquinas de placer que llamamos "pies".

lunes, 15 de agosto de 2011

Hecho con las patas

¿Por qué frases y refranes hablan tan mal de los pies?



¿Te has fijado que los refranes y los dichos populares utilizan a los pies como una especie de sinónimo de feo, malo o chafa?

Cuando decimos que alguien “hizo las cosas con los pies” queremos decir que no lo hizo bien, que no le puso la dedicación necesaria y que estuvo mal hecho; por supuesto que si hacemos las cosas “con los pies”, los que no estamos acostumbrados, nos quedarán bastante mal, pero ¿qué decir de los pintores y otros artistas que han superado la falta de brazos al aprender a usar los pies de forma creativa?

Hasta el simple término puede cambiar y hacerse aún más despectivo: “no subas las patas” les decimos a quienes infringen la ley de no poner los pies en latitudes más puras a pesar de que las abuelitas nos recuerdan siempre que las personas tenemos “pies” y no “patas” ya que no somos animales.

La frase “tratarlo con los pies” no habla nada bien de nadie, a menos que se trate de un futbolista, denota que un objeto no recibe el tratamiento adecuado. Otra vez los pies como elemento malo, descuidado o poco confiable de nuestra anatomía.

El problema de este tipo de dichos es que nos acostumbra a pensar en nuestros pies como lo más bajo; a final de cuentas estos son los que están en contacto directo con el piso, por lo que en su defensa podemos decir la frase “Con los pies bien puestos en la tierra”.

Al contrario de las anteriores este dicho denota la importancia de nuestras extremidades inferiores; al ponerlos “firmes” en el piso, se habla de una persona sensata y cabal la cual es de confianza.

Es por eso que al referirnos a los pies nosotros preferimos dar esa connotación de firmeza, de contacto con la madre tierra, en vez de las imágenes de cosas mal hechas o maltratadas.

Normalmente ignoramos nuestros pies hasta que algo les sucede; en el momento que nos vemos impedidos para esa función básica de caminar, es cuando les damos la importancia que tienen.

Nuestros pies son la firme columna que nos sostienen, que nos llevan a donde queremos ir y que, a pesar de que los ignoremos y los tratemos mal (con las palabras o con los hechos), son esenciales para nuestra vida diaria: son los que a final de cuentas nos mantienen de pie.

¿No crees que vale la pena cuidarlos?