martes, 30 de agosto de 2011

La Reflexología en pareja

Un buen masaje no sólo puede ser relajante si no hasta un buen motivador para nuestra vida en pareja



El hecho de que pies y manos cuentan con una gran cantidad de terminaciones nerviosas no pasó por alto a la mayoría de las culturas que desarrollaron algún tipo de medicina. Basta un ligero estímulo en nuestros pies para darnos cuenta del potencial terapéutico que pueden tener. Un experimento que realizamos sin darnos cuenta es a la hora de jugar con los niños. Muy pocos se pueden resistir a las “cosquillas” en las plantas de los pies.

Con el tiempo y con la observación se desarrolló la Reflexología cuya idea básica es la de que nuestros pies son una especie de “terminal” final en la que se hayan representados todos los órganos de nuestro cuerpo.

Controversias aparte, lo que propone la reflexología es muy sencillo: el terapeuta coloca el pie de la persona atendida en su regazo y, utilizando sus dedos, comienza a dar un masaje utilizando presión en contra de distintos puntos de la planta del pie.

Los resultados son asombrosos.

Es imposible determinar las causas por las que una manipulación por parte de otro ser humano nos hace sentir tan bien: unos aseveran toda la teoría alrededor de los puntos del cuerpo representados en diversas terminaciones, otros lo atribuyen a chacras y líneas de energía; teorías más simplistas lo colocan en el nivel de la mera satisfacción del contacto con otra persona.

Sin embargo, cualquiera que esta sea, es indudable que un buen masaje de este tipo, bien aplicado a los pies, es uno de los más grandes placeres con los que se puede contar.

Ya hemos hablado que los pies son altamente sensibles (al grado de ser considerados como una importante pieza dentro del juego erótico) y es por eso mismo que un buen masaje tiende a relajarnos y a hacernos sentir mejor. Puede ponernos listos para cualquier actividad, incluyendo la sexual, o puede ayudaros a echar para afuera la tensión acumulada del día y ayudarnos a dormir bien.

Una de las cosas que ha demostrado este tipo de tratamientos es que se puede transformar en una verdadera forma de mejorar las relaciones de pareja: bajo un esquema de “tus pies y los míos” se puede alternar por día o por turno un rico masaje en los pies. Para lograrlo lo mejor es simplemente dejarse llevar por los propios sentimientos (es decir, lo que sentimos con nuestros propios pies) y darlo a conocer a nuestra pareja.

Los resultados son inmejorables: no necesitamos acudir a desconocidos ni gastar dinero. En nuestra propia casa y en la propia cama, con nuestra pareja nos podemos dar el placer de un verdadero masaje. Su doble función es la de ponernos mejor como seres humanos y darle una manita a ese “pegamento” que hace funcionar a cada pareja.

Recuerda que el uso de productos podológicos también está abierto, estos pueden hacer aún mejor la experiencia.

Inténtalo y verás como disfrutas de los resultados.

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