lunes, 15 de agosto de 2011

Hecho con las patas

¿Por qué frases y refranes hablan tan mal de los pies?



¿Te has fijado que los refranes y los dichos populares utilizan a los pies como una especie de sinónimo de feo, malo o chafa?

Cuando decimos que alguien “hizo las cosas con los pies” queremos decir que no lo hizo bien, que no le puso la dedicación necesaria y que estuvo mal hecho; por supuesto que si hacemos las cosas “con los pies”, los que no estamos acostumbrados, nos quedarán bastante mal, pero ¿qué decir de los pintores y otros artistas que han superado la falta de brazos al aprender a usar los pies de forma creativa?

Hasta el simple término puede cambiar y hacerse aún más despectivo: “no subas las patas” les decimos a quienes infringen la ley de no poner los pies en latitudes más puras a pesar de que las abuelitas nos recuerdan siempre que las personas tenemos “pies” y no “patas” ya que no somos animales.

La frase “tratarlo con los pies” no habla nada bien de nadie, a menos que se trate de un futbolista, denota que un objeto no recibe el tratamiento adecuado. Otra vez los pies como elemento malo, descuidado o poco confiable de nuestra anatomía.

El problema de este tipo de dichos es que nos acostumbra a pensar en nuestros pies como lo más bajo; a final de cuentas estos son los que están en contacto directo con el piso, por lo que en su defensa podemos decir la frase “Con los pies bien puestos en la tierra”.

Al contrario de las anteriores este dicho denota la importancia de nuestras extremidades inferiores; al ponerlos “firmes” en el piso, se habla de una persona sensata y cabal la cual es de confianza.

Es por eso que al referirnos a los pies nosotros preferimos dar esa connotación de firmeza, de contacto con la madre tierra, en vez de las imágenes de cosas mal hechas o maltratadas.

Normalmente ignoramos nuestros pies hasta que algo les sucede; en el momento que nos vemos impedidos para esa función básica de caminar, es cuando les damos la importancia que tienen.

Nuestros pies son la firme columna que nos sostienen, que nos llevan a donde queremos ir y que, a pesar de que los ignoremos y los tratemos mal (con las palabras o con los hechos), son esenciales para nuestra vida diaria: son los que a final de cuentas nos mantienen de pie.

¿No crees que vale la pena cuidarlos?

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