miércoles, 7 de septiembre de 2011

El cuidado preventivo de tus pies


Cualquier cosa que compremos en la tienda, desde un pelapapas hasta la computadora más sofisticada cuenta con un instructivo para usarla de manera correcta.

Es por eso que, cuando nos enfrentamos a algunos aspectos de nuestra propia naturaleza o humanidad muchas veces surge la pregunta:

¿Por qué nadie ha hecho un instructivo?

Quizá en el caso de nuestros propios pies esto aplique aún más: la mayoría de los seres bípedos que viven en esta civilización nuestra no tienen ni la más remota idea de cómo cuidar y mantener saludables esas pequeñas pero sofisticadas piezas de ingeniería biológica que los más rudos llaman “patas”.

Cuidar y consentir nuestros pies puede parecerse a un ave que cuida y acicala su equipo para volar. Nuestros pies son los que nos llevan por el mundo, los que se mueven y reciben millones de golpes contra el piso a lo largo de nuestra existencia ¿por qué no acicalarlos como las aves hacen con sus plumas?

He aquí un pequeño instructivo de cómo mantener de manera correcta nuestros pies:

• Primero que nada revísalos de manera continua en busca de molestias, golpes, heridas o piel lastimada; recuerda que el espacio entre los dedos es importante.

• Si descubres cualquier cosa fuera de lo normal no dudes en acudir a un podólogo especialista, en la mayoría de los casos éste profesional sabrá cómo tratar cualquier problema o, en caso de que se necesite, nos dirá que acudamos a un especialista médico.

• Los zapatos apretados son un verdadero crimen: evita usarlos al máximo y, si por cuestiones de moda, vanidad o compromisos sociales debes de hacerlo, trata de que el tiempo de uso sea mínimo y llévate un par de cómodos tenis para descansar de manera temporal.

• Sentarse por mucho tiempo puede ser malísimo para los pies: contrarresta los efectos del sedentarismo dándote tiempos para caminar, estirarte e incluso subir los pies a un punto alto (en el escritorio se vale).

• El cigarro es una pésima elección para tu salud a todos los niveles y esto incluye los pies: la afectación a la circulación que éste hace los afecta de manera directa. Recuerda, la mala circulación es uno de los peores enemigos de tus pies.

• Si tienes los pies muy cansados, pasaste mucho tiempo sentado o usaste “esos” zapatos que no deberías, date un baño de pies: coloca en una palangana agua tan caliente como la puedas resistir; diluye sales aromáticas o en su defecto sal de grano normal (si, la de la cocina); mete tus pies y relájate.

Recuerda que un buen masaje no sólo te puede ayudar a luchar contra el cansancio o el dolor; puede ser un fuente de placer y relajación.

Si sufres de problemas como pie de atleta y otras dolencias no dudes de acudir a un podólogo especializado; de la misma forma, productos especializados también te pueden ayudar a mantener sanos tus pies.

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